Desde siempre llevamos en nuestras conciencias y corazones a Nicaragua, Venezuela y por supuesto, Cuba. Las rebeldías de sus pueblos contra dictaduras siniestras en el pasado, contra los sometimientos de imperialismos y las injusticias cometidas por las clases privilegiadas, fueron puntos de referencia para generaciones enteras en todo el mundo, donde la solidaridad entre pueblos fue el motor de pequeñas y grandes victorias. Cuba en los 60, Nicaragua en los 70 y 80, y contra la nefasta década neoliberal el pueblo bolivariano de pie en los 2000.

Pero hoy esos pueblos viven y sufren realidades dramáticas. Y ante eso, no podemos mirar para otro lado, por el contrario, debemos activar la solidaridad que tanto bien hizo, y sigue siendo vital para los pueblos.

Gobiernos y regímenes, que usurpan una falsa identidad de izquierda, en realidad, son verdugos de sus pueblos, censuran, persiguen, reprimen, encarcelan, condenan al exilio y matan a toda voz opositora, sin importar su ubicación ideológica. En los tres países, (hubo y) hay represión, cárcel y muerte contra activismos que reivindican el pasado rebelde y revolucionario. Un pasado que ha sido cooptado por los actuales mandamases.

Los gobiernos de Ortega-Murillo, Maduro y Díaz-Canel, más allá de diferencias o matices que puedan existir, no son de izquierda, ni rebeldes, ni antiimperialistas: son verdugos de sus pueblos. Representan privilegios económicos construidos al amparo del poder, retenido de forma represiva.

El contexto se agrava con el injerencismo agresivo trumpista con la amenaza referida al Canal de Panamá y su brutal política antiimigratoria. Precisamente, frente a la amenaza de esa corriente neofascista mundial cuyo vértice es el actual presidente de EEUU, regímenes como los que denunciamos no hacen otra cosa que alimentar el repudio y confusión que generan desde una mentirosa narrativa de izquierda.

Por lo tanto, rechazamos todo intervención imperialista lo cual incluye también toda medida sancionatoria o bloqueos que siempre terminan perjudicando a los pueblos, no a las dictaduras.

Llamamos a activistas por los Derechos Humanos de América Latina, el Caribe y de todo el mundo, especialmente a las juventudes, a intelectuales, a voces críticas del campo de la cultura, a colectivos socioambientales, territoriales, sindicales y políticos, a poner en pie un amplio Movimiento Internacional contra la represión y la libertad de todas las personas presas políticas en Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Como parte de las acciones que expresen la solidaridad con los pueblos de estos países desde este Movimiento Internacional levantamos la bandera de la Verdad, la Memoria y la Justicia e impulsamos la construcción de una Comisión Investigadora Independiente que juzgue de forma contundente a estos regímenes por todos los atropellos y crímenes denunciados en estos países a través de un Tribunal de los Pueblos y organizaciones de DDHH.

Creemos en esa Justicia: la de los pueblos, desde abajo.

Desde ya te convocamos a decir con una misma voz en el lugar del mundo donde te encuentres: acusamos a los gobiernos de Ortega-Murillo, Maduro y Díaz-Canel de censurar, reprimir, encarcelar, forzar al exilio y matar a sus propios pueblos. La solidaridad es nuestra bandera, porque ante lo injusto no podemos ser indiferentes.

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