NOTA DE REPUDIO ANTE LA PRESENCIA ILEGÍTIMA DE FUNCIONARIOS DE LA DICTADURA ORTEGA-MURILLO EN LA SESIÓN DE REVISIÓN DEL ACUERDO DE ASOCIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON CENTROAMÉRICA

Desde la Articulación de Movimientos Sociales de Nicaragua, expresamos nuestro más firme y enérgico repudio a la presencia de Mario Amador Rivas y José Antonio Zepeda en la Comisión Económica y Social del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica (ADA), quienes comparecen usurpando la representación de los empresarios y trabajadores de Nicaragua.

Mario Amador Rivas, ex presidente de la desaparecida Cámara Nicaragüense de Productores de Azúcar (AZUNIC), a quienes le quitaron su personería jurídica en agosto del 2024, y José Antonio Zepeda, diputado de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, no representan a la sociedad civil nicaragüense, ni a las y los trabajadores, ni al sector empresarial independiente. Representan únicamente los intereses corruptos y criminales de una dictadura que ha asesinado, encarcelado, exiliado y despojado de sus derechos a miles de nicaragüenses.

Su presencia en Costa Rica, en el marco de esta Sesión de Revisión del ADA, es una bofetada a los pueblos centroamericanos que luchan por la democracia, y una afrenta al pueblo nicaragüense que ha sido víctima de graves violaciones a los derechos humanos por parte del régimen al que estos individuos sirven.

Recordamos a la comunidad internacional que el Estado de Nicaragua no respeta la libertad de asociación, y ha ejecutado una política sistemática de cierre y criminalización de la sociedad civil. Hasta la fecha, más de 5,700 organizaciones no gubernamentales han sido ilegalizadas, entre ellas organizaciones sociales, humanitarias, religiosas, ambientales, feministas, de derechos humanos y defensoras del trabajo digno.

Estos señores no nos representan. Su presencia no tiene legitimidad. Ellos son cómplices directos de la represión, del exilio forzado, del despojo y del llanto de nuestro pueblo.

Llamamos a los movimientos sociales, organizaciones hermanas en la región, a la ciudadanía costarricense y a los organismos europeos a no validar a quienes representan la corrupción, la persecución y los crímenes de la dictadura Ortega-Murillo. Su permanencia en espacios internacionales debilita la credibilidad de los procesos de diálogo y revisión democrática entre regiones.

Nicaragua no es la dictadura. Nicaragua somos las voces exiliadas, silenciadas, perseguidas, pero no vencidas.

¡Fuera los cómplices de la dictadura de los espacios internacionales!