Repudiamos como el régimen de Ortega y Murillo ha sumido a Nicaragua en una crisis que dejará secuelas difíciles de reparar

Transparencia Internacional ha publicado su último índice mundial sobre corrupción y los resultados son contundentes: la dictadura dinástica de Nicaragua ocupa el sexto lugar entre los peores del mundo. Este régimen ha superado incluso a Haití, consolidando así su carácter de Estado mafioso, donde la corrupción, la represión y el empobrecimiento de la población son el pan de cada día.

Nicaragua, con 6 millones de habitantes y un crecimiento poblacional del 1.0 % anual (BCN 2015), enfrenta una crisis social y económica sin precedentes. Con un 42 % de pobreza, donde una de cada siete personas vive en extrema pobreza, la situación se agrava en las zonas rurales, donde residen el 65 % de los pobres y el 80 % de los extremadamente pobres.

Lejos de buscar soluciones, la dictadura bicéfala opta por la huida. Tras su reciente retiro de la FAO al no poder encubrir las alarmantes estadísticas de desnutrición en el país, ahora se especula sobre su posible salida de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Los datos de la OPS sobre la situación sanitaria en Nicaragua son aterradores. En su reporte del 6 de febrero, se reveló que la tasa de incidencia del dengue (contagios por cada mil habitantes) es de 81.3, por encima de Guatemala con 14.6 y Honduras con 10.4. Esto es el resultado del desmantelamiento sistemático del sistema de salud desde la llegada de la dictadura en 2007.

Repudiamos como el régimen de Ortega y Murillo ha sumido a Nicaragua en una crisis que dejará secuelas difíciles de reparar. La continuidad de esta dictadura solo traerá más pobreza, corrupción, enfermedad y retroceso. Hacemos un llamado a la comunidad internacional y a todos los sectores de la sociedad nicaragüense a redoblar esfuerzos en la lucha por la libertad, la democracia y la reconstrucción de nuestro país.

¡Nicaragua merece un futuro sin dictadura!